Educando en Nepal

Según la Constitución de Nepal, todo ciudadano tendrá derecho a una educación básica y gratuita. Aún así, el sistema educativo nepalí es de los más jóvenes de nuestro planeta y, aunque en los últimos años los números reflejan grandes avances, el desigual acceso a educación en términos de género, casta (o grupo social), y región sigue lastrando el progreso del país y el de sus futuras generaciones. En otras palabras, el hecho de ser niña, de una casta social baja (Dallit o Chepang, por ejemplo) y viviendo en una zona rural dificulta, o imposibilita, el acceso a la educación.

A estas tres causas culturales, implícitas históricamente en la sociedad nepalí, hay que sumarle una nueva fuente de desigualdad: el aumento de la escolarización privada ante la desilusión con el ineficaz sistema público. Considerando que sólo las familias urbanas acomodadas pueden acceder a la educación privada, la brecha social existente en la sociedad nepalí es cada vez es más grande y distante.

Esta disparidad entre escuelas privadas y públicas se debe a la poca implicación del gobierno, que acaba originando una baja calidad de la educación, algo que se acentúa en las áreas rurales y remotas del país.

Para comprender mejor este problema, deberíamos ahondar en la realidad de las áreas rurales, donde, en primer lugar, el índice de analfabetismo está por encima del promedio del país (llegando en algunos casos a la totalidad de hogares). Por ello el interés en la educación es bajo, algo que poco a poco está comenzando a cambiar.

El segundo motivo que dificulta el acceso a la educación en las áreas rurales es la falta de personal capacitado para impartir educación en las escuelas, donde en algunos casos la persona con mayor formación todavía no ha terminado los estudios básicos.

Finalmente, la escasez de recursos primarios está latente en la mayoría de hogares rurales, lo que automáticamente empuja a la educación a un segundo plano, observándose como un bien de lujo en lugar de un derecho básico. Esta situación es la responsable del alto índice de abandono escolar (llegando al 63%, frente al 0,13% en países como España[1]). Como consecuencia de ello, el trabajo infantil se convierte en una realidad, alejando a más de un niño de la escuela una vez tiene edad para adquirir responsabilidades en casa.

Por ello, para promover un desarrollo sostenible en las áreas rurales, no existe una solución que implique únicamente a la educación, el trabajo comunitario debe ser contemplado también.

Es importante trabajar en una educación de calidad en la escuela —formando a profesores— y en construir estructuras educativas atractivas —a través de actividades extra académicas u ofreciendo comida a los niños y niñas que van a la escuela—.

Pero no podemos dejar de lado la ejecución de actividades que conlleven concienciación a las comunidades, por un lado, y educación en la obtención de recursos económicos —culturalmente adaptados a la realidad de la zona—, para tratar de poner fin a ese boquete y que las familias puedan permitirse enviar a los hijos a la escuela.

La educación ofrece oportunidades, las oportunidades nos hacen libres, y la libertad nos da alas para volar.


[1] Fuente: UNICEF: All Children in School — Global Initiative on Out-of-school Children — Nepal Country Study